lunes, 29 de julio de 2013


 

AMUEBLAR LA CABEZA

 

Ciudadanos cultos son la base del civismo y la libertad, garantía del futuro de la  Nación.  

 

Son días de vacaciones y de incertidumbre. Tienen por delante un reto, cambia su vida y ya no tendrán que entregar las notas a los padres para su firma y consiguiente felicitación o “chorreo” dependiendo de las calificaciones; no, esa etapa acabó, la selectividad, la mayoría de edad y el inicio a partir de septiembre de los estudios universitarios otorgan a estos jovencitos un nuevos status que cada uno asume como sabe o puede. La madurez y el pleno gobierno de si mismo no son procesos automáticos y dependiente de una fecha mágica, ¡los 18 años!; los que estamos muy alejados de esa edad sabemos que eso no es así, y en mi caso se une que como padre de dos hijos en edad universitaria y como profesor que lleva muchos años tratando con promociones de jóvenes en la Facultad, son muchos los “discursos” (o sermones, según ellos) que he tenido que dar a esta tropa, en casa o en las clases, sobre la necesidad de que aprovechen esta etapa de sus vidas para “amueblar” sus cabezas, aunque este objetivo no es privativo de los jóvenes universitarios, ya que creo que constituye un reto de todos/as, al margen de nuestra edad y nivel educativo.

 

La originalidad no adorna ninguno de mis consejos, ya que supongo que la mayoría de los padres y profesores hacemos lo posible (y a veces casi lo imposible) por orientar a las chicas y chicos de los que nos sentimos responsables, con el noble objetivo de maximizar sus éxitos y atenuar en lo posible sus fracasos, siendo la tarea de los padres de base y con el conocimiento privilegiado que te da el cuidado diario desde que nacen, mientras que la esfera de los profesores cambia dependiendo de la etapa educativa. En la Universidad nuestra obligación consiste en formar a futuros graduados en las más variadas disciplinas, pero sin renunciar a que se forjen ejemplares ciudadanos con buen talante sobre la base de un talento perfilado en las aulas. Cuando conseguimos este objetivo es por el mérito y el esfuerzo previo de maestros y profesores de secundaria, que tienen que afrontar su tarea con alumnos que, por su edad y variadas circunstancias, convierten cada clase en una tarea muy compleja y que pone a prueba sus conocimientos y dotes pedagógicas; mi sincero reconocimiento a los colegas de las escuelas e institutos.

 

Esas cabezas que inician (o continúan) sus estudios en la Universidad, vienen “amuebladas” (es decir, con un sistema de recepción, organización y consolidación de conocimientos) en mayor o menor medida; algunas andan flojos de mobiliario y  si les pides encuadrar cronológicamente un hecho histórico o un dato cultural básico, ponen cara de póquer y agachan la cabeza con la ingenua esperanza de que así no los vea y desvíe mis  preguntas al despistado que aún mira al frente. Mi experiencia es que cada vez aumenta más en la Facultades los alumnos con pocas lecturas y menos inquietudes. Pero por eso cada curso me propongo que salgan de las aulas con todo el “ajuar” intelectual bien montado. Algunos deben abandonar la aptitud del mínimo esfuerzo (apuntes cortitos, y a volar) por la de estudiar materias y no tanto asignaturas; si se saben bien la Constitución, el aparato circulatorio, o las integrales, estarán preparados para cualquier evento donde les pidan cuenta de esas materias, por lo que vale la pena que la estudien con profundidad desde el principio porque les será “rentable” para algo más que aprobar la asignatura. Estudiar con rigor, usando la memoria como imprescindible instrumento de asimilación del conocimiento (y no para salir del paso), implica asumir  hábitos de estudio regular y sistemático; la prueba de que se controla la materia es que uno sea capaz de explicarla a otra persona y responder a sus preguntas, en ese momento no solo se supera con éxito el examen, sino que podemos decir que sabemos algo de Derecho, Economía, Medicina, Física.., nuestro aspirante a la graduación ha organizado bien su cabeza y será un buen profesional.

 

Pero el pleno desarrollo de la personalidad de nuestros estudiantes no se puede limitar al conocimiento de los estudios elegidos, hay que incentivar su curiosidad intelectual, hay que leer de todo, aunque sea a nivel de difusión en las parcelas del conocimiento que nos resulten más ajenas. Hay que leer por el deleite del saber y sin prejuicios que nos alejen de la verdad, ya que contar con sólidas convicciones políticas, sociales o religiosas debe incentivar la lectura de los que no piensan como nosotros, como decía Gramsci, la verdad es siempre revolucionaria No descubro el mediterráneo, ciudadanos cultos son la base del civismo y la libertad, garantía del futuro de la  Nación.  

sábado, 27 de julio de 2013



 

OPOSITA, QUE ALGO QUEDA. Mi columna en SUR el 22-7-2013

 

Mi homenaje a los que han elegido el duro e incierto camino de las oposiciones

 

De lunes a domingo, todos los días iguales salvo el descanso preceptivo de un día o día y medio (dependiendo del grado de “crueldad” del preparador), la mesa, los libros, los apuntes y el temario de la convocatoria que mira una y otra vez porque no se puede imaginar lo extenso e inabarcable que llega a ser. Este es el entorno diario de una entrañable figura, el/la opositor/a, sí queridos lectores, esos jóvenes que después de cursar sus estudios deciden dedicar sus conocimientos y futuro profesional a la Función Pública, tan denostada desde la inquina a lo público que sienten algunos sectores a los que les encantaría unas Administraciones raquíticas y la mayoría de los servicios en manos de los “paladines” del mercado.

 

Llevo muchos años dando clases y he visto más de 25 promociones de estudiantes de Derecho, Relaciones Laborales y de Económicas donde hay de todo; es un honor y una gran responsabilidad que algunos de estos chicos te pidan consejo sobre su futuro profesional y uno procura orientarlos según sus capacidades y expectativas. Hay algunos  a los que se les ve madera de profesionales libres (abogados, economistas, graduados sociales…) con su esencial papel en la sociedad; otros parecen encajar en el perfil de empresarios o de asalariados cualificados, tan necesarios para contar con una economía dinámica, y siempre te encuentras a un grupo reducido de alumnos que reúnen características de dedicación al estudio, vocación de servicio público y capacidad de sacrificio, a los que siempre aconsejo que preparen oposiciones. Por supuesto que esas cualidades no son privativas de los opositores, pero mi experiencia me enseña que reunidas todas y con especial intensidad en un joven estudiante o recién graduado, permiten augurar que, tras la dura preparación durante años, la sociedad pueda contar con excelentes empleados públicos.

 

Imagínense los lectores como resuena en la cabeza de un opositor, encerrado en su cuarto de estudio durante años, decisiones como la congelación de las ofertas de empleo público y la inquietud más que justificada de que sus ojos, con pestañas quemadas de tanto estudiar, nunca vean el día en que tomen posesión de su puesto de trabajo porque no han tenido la oportunidad de examinarse en justa competencia con sus compañeros de convocatoria. Han elegido el camino duro de ganar su futuro utilizando en exclusiva su mérito y su capacidad, sin deberle nada a nadie, precisamente para garantizar la objetividad en el servicio de los intereses generales como impone la Constitución. Por eso el nepotismo y el asalto a las plantillas públicas, son prácticas gravísimas que erosionan el Estado de Derecho y que deben ser fiscalizadas y erradicadas de nuestras Administraciones Públicas. Pero volvamos a nuestro joven opositor, que ve como cumple años y sigue siendo estudiante, que sufre el “síndrome” de las oposiciones, ¿qué hago?, ¿será esto lo mío?, con todos los proyectos vitales pendientes del deseado día en que su nombre aparezca en el BOE con su nombramiento como funcionario. Cada vez que estas chicas y chicos leen en la prensa un caso de enchufismo las tripas se les revuelve, se lo comentan a su guardia “pretoriana” de afectos y apoyo (sus padres, novio/a, amigos y compañeros de preparación, no hay tiempo para más vida social), pero siguen estudiando, hay que cumplir el programa de la semana antes de “cantar” al preparador, y puede que, ¡paradojas de la vida!, el tema que les toque sea el Empleo Público, con la  Constitución y la Ley que exige que accedan al mismo los que hayan demostrado mayores méritos y capacidad en pruebas objetivas con tribunales de selección profesionales; cuando repasen estas elementales reglas tan preñadas de igualdad y justicia seguirán convencidos de que no se han equivocado, que vale la pena seguir y que unos golfos que se creen que la Administración es su cortijo no les van a apartar  de esa senda  incierta de las oposiciones.

 

Quería rendir este homenaje a los opositores y opositoras (son más y en general más disciplinadas), a los que lo han sido (la sacaran o no), a los que ahora se “chupan” temas tras temas y a los que asumirán en el futuro esta dura condición si este gobierno no termina de rematar el Empleo Público. Yo he sido uno de ellos y he ayudado a preparar a muchos esos interminables temarios, sé de lo que hablo y desde esa experiencia tengo la convicción de que una de las instituciones más efectiva para dar cumplimiento al principio de igualdad es precisamente la oposición libre, a pelo, duras pero justas, donde al tribunal le interese en exclusiva los conocimientos demostrados y le importe un pepino el apellido, ideología o clase social del opositor. Y terminemos con humor,  Chico y Ortiz en su libro “Oposita, que algo queda” nos demuestra que en materia tan árida como ésta hay sitio para las anécdotas y la nostalgia.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

NOS ESPÍAN LOS “AMIGOS”.   mi columna en SUR el 15-7-2013

 

EEUU no debe dividir a los países en amigos y enemigos según el grado de intensidad en las reverencias que recibe.

 

En la Facultad de Derecho se enseña a los alumnos la importancia del derecho a la intimidad y las máximas garantías que hay que aplicar a la hora de intervenir el secreto de las comunicaciones; es nuestra cultura jurídica y nuestra Constitución, común por otra parte a nuestro entorno. El secretario de Estado de  Asuntos Exteriores, Gonzalo de Benito ha mostrado, según la prensa, la preocupación  por los programas de espionaje de Estados Unidos, conocidos por las filtraciones de Edward Snowden, a quien el gobierno de EEUU se la tiene jurada no disimulando su hostilidad hacia cualquier posibilidad de asilo político a este ciudadano de su país. Al alto cargo español le han respondido que hay que guardar un equilibrio entre la seguridad y la privacidad y que están dispuestos a explicar sus técnicas de espionaje. No sé que me causa más perplejidad, la arrogancia de la administración estadounidense o la mansedumbre que se gastan los gobiernos y la propia Unión Europea ante esta muestra de desprecio a las más elementales reglas de respeto a los derechos humanos y a la soberanía nacional de tus vecinos. No quiero que me expliquen como nos espían, quiero responsabilidades y que no lo vuelvan a hacer, y reclamo que a nuestro gobierno no le tiemble la mano para defender nuestra intimidad y la soberanía  nacional.

 

El espionaje de  Washington a las Embajadas de la UE es simple y llanamente un escándalo y nada tiene que ver con la necesaria  colaboración en materia de seguridad; al contrario, es un torpedo en la línea de flotación de ésta, ya que es difícil colaborar con quien te trata como un súbdito y no como un país soberano. Más claridad y contundencia he observado en algunos países iberoamericanos también afectados por este espionaje masivo. Para colmo de los despropósitos,  el desvío impuesto al avión del presidente de Bolivia, Evo Morales, por España, Portugal, Italia y Francia, ante la sospecha de que llevara a Snowden, clama al cielo por constituir una indecorosa sumisión a los dictados de Washington.

 

No quiero que el lector de esta columna presuma en mi persona ninguna animadversión a esa gran nación que es EEUU; los pueblos no son culpables de las tropelías de sus gobernantes. EEUU juega un papel esencial en el concierto de las naciones por su potencia económica y política, nadie se lo puede regatear, pero tiene que asumir que el mundo no es su patio trasero ni los demás Estados son sus lacayos.  No puede imponer su singular forma de ver las cosas en el escenario internacional y será respetado y querido en la medida en que no pretenda ser el chico fuerte que no acepta que los demás no piensen ni actúen a sus órdenes. Pero insisto, no confundamos a los gobernantes con ese crisol de culturas que habitan las ciudades de EEUU, y no sería justo olvidar que muchos de sus ciudadanos son también críticos con el imperialismo de su gobierno, y entre otros ejemplos, Mark Twain, el gran escritor y autor de “Las aventuras de Tom Sawyer”, en el contexto de la guerra filipino-estadounidense, decía que con el águila norteamericana “no tenemos la intención de liberar, sino de subyugar al pueblo de las Filipinas”

 

La historia de EEUU no es ejemplar y hay demasiadas muestras de agresividad y guerra sucia con los demás pueblos de la tierra, entre las más recientes podemos recordar la Guerra de Irak, pero en el siglo XX cabe resaltar la guerra de Corea, en Filipinas aplastaron al gobierno provisional  comunista, en Irán apoyaron el golpe de Estado que derrocó al presidente que había nacionalizado la industria petrolera, provocaron miles de muertos en la Guerra de Vietnam, y fomentaron dictaduras militares y la  guerra sucia en América Latina con la doctrina de Seguridad Nacional y la operación Cóndor inspirada por la CIA y la siniestra Escuela de las Américas, centro de formación de torturadores y asesinos uniformados; de ésta el senador demócrata Martin Meehan llegó a decir: “Si la Escuela de las Américas decidiera celebrar una reunión de ex alumnos, reuniría algunos de los más infames e indeseables matones y malhechores del hemisferio”. No ha sido ni es el único imperialismo, pero hoy juega en solitario como gendarme del mundo.

 

EEUU no debe dividir a los países en amigos y enemigos según el grado de intensidad en las reverencias que recibe; aún recuerdo con estupor las exageradas inclinaciones de cabeza del ministro de exteriores Piqué al recibir a Bush, no hace falta humillarse para ser hospitalario. La amistad entre los pueblos respira el aire de la libertad, los derechos humanos y el respeto a las soberanías nacionales. Deben abandonar el cinismo inmoral que encierra frases como “puede que sea un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta", atribuida a Franklin D. Roosevelt con relación al patriarca del clan de los Somoza, delincuentes que asolaron Nicaragua durante muchos años.

 

 

lunes, 8 de julio de 2013


 
"EL PATRIMONIO SENTIMENTAL"

Mi columna de hoy en SUR. 8-7-2013

Todos compartimos nuestra común condición de seres efímeros en la Historia, pero únicos e irrepetibles

Todos tenemos una idea más o menos formada sobre los sentimientos humanos, lo que llamo el “patrimonio sentimental personal” que todos aspiramos a formar a lo largo de la vida y donde hay que distinguir varios supuestos. Las cargas, el elemento pasivo de cualquier patrimonio, son las personas que por su maldad generan en nosotros una aptitud de rechazo activo; los conocemos para nuestra fatalidad, y no generan sentimiento alguno de simpatía ni se comparte nada con ellos. He constatado que por desgracia muchos de estos impresentables consumen más de nuestro tiempo que las buenas personas, conocidas y por conocer. Frente a estos “perlas” la mejor aptitud es la indiferencia, pero hay ocasiones especiales donde lo más recomendable es decir “quieto y parao”, y ponerlos en su sitio. Nunca he compartido el relativismo moral que trata igual a los buenos que a los malvados para quedar bien con todo el mundo, ya que al final las malas personas se salen con la suya y cometen con impunidad sus fechorías. Es obvio que este planteamiento general de indiferencia no es aplicable a los muchos genocidas de toda calaña que ha sufrido y sufre la humanidad y a otros delincuentes como maltratadores, asesinos, corruptos..; con éstos sujetos, como decía Serrat, tengo “algo personal”.

Otro grupo, el más numeroso, son los desconocidos. Está claro que nos moriremos sin conocer a la mayor parte de nuestros semejantes en este mundo; somos muchos millones, y además hablamos idiomas distintos y estamos en lugares muy distantes. Lo anterior no quiere decir que no podamos sentir de manera muy profunda y con pesar los dramas que muchas de estas personas sufren en este puñetero mundo (hambre, miserias, violación de los derechos humanos, catástrofes naturales..); todos compartimos nuestra común condición de seres efímeros en la Historia, pero únicos e irrepetibles. Hay mujeres y hombres desconocidos (y que seguro no conoceré porque algunos han fallecido) que me causan una enorme admiración por su trayectoria científica, social, política o artística (cuanto me hubiera gustado conocer, entre otros muchos, a un genio como Leonardo da Vinci, a un poeta como Antonio Machado, a filósofos como Manuel Sacristán o a muchos modestos obreros que con su lucha consiguieron derechos que ahora están retrocediendo). Un grupo distinto pero muy parecido al anterior son las personas de las que tenemos constancia que existen y alguna vez hemos cruzado un breve saludo (directo o virtual) y poco más; los podemos llamar “conocidos”, a los que, como es natural, podemos aplicar lo mismo que a los desconocidos, añadiendo la cordialidad que hay que tener en los esporádicos contactos que se puedan entablar en la vida social, sin renunciar a que formen parte de tus amigos si llega el caso.

El “núcleo duro” de tus sentimientos lo constituye, sin duda alguna, la familia más directa (en el caso de tener la fortuna de contar con ella), es decir, tus hijos, tu pareja, tus padres y tus hermanos; dependiendo de los casos y de la opción libre de cada uno, este núcleo se extiende o se reduce, o simplemente se sustituye por allegados que pueden jugar similar papel. Estas relaciones y sentimientos, en caso de normalidad, son las que te permiten levantarte cada día con ganas de afrontar el futuro que tienes por delante, y son de una fuerza ilimitada.

Para el final he dejado el complejo mundo de la amistad, que como el amor, es libre ya que existe cuando uno ofrece y otro acepta ese noble sentimiento humano. En la amistad hay una graduación lógica que depende de la intensidad con la que se comparten sentimientos; no depende del número de veces que te reúnes con los amigos, es más, mantengo grandes amistades con pocos contactos directos, pero sabemos que podemos contar el uno con el otro cuando haga falta. La esencia de la amistad está en compartir ideas y avatares de la vida. Cuando digo ideas no me refiero a una completa identificación en creencias políticas, sociales o religiosas, tengo buenos amigos en todos los partidos políticos y colectivos o que no pertenecen a ninguno y me siento cerca en la amistad de muchos católicos, pero también de evangelistas, musulmanes, judíos o simplemente ateos. Pero tengo claro que no tengo nada en común con las personas que desprecian o maltratan a sus semejantes. La prueba del algodón de la amistad estriba en que sean los mismos los que se alegran con los éxitos y los que apoyan en las malas rachas. En todo caso, siempre hay que seguir la máxima de Cicerón: “Este es el primer precepto de la amistad: pedir a los amigos sólo lo honesto, y sólo lo honesto hacer por ellos”.

 
EL PALO, EL DERECHO ROMANO Y PABLO MILANÉS

Mi vida no sería lo mismo sin la Universidad; a ella le debo gran parte de mis mejores momentos, y a ella he querido dedicar mi vida profesional. Sin una matrícula y el azar de que me tocara el grupo de tarde, es probable que no hubiera conocido a quien ha dado sentido a mi vida, mi mujer. Era el 82, el año del mundial, de nuestra selectividad, del inici...o de una relación con una institución, la Universidad Pública, la que me ha formado como persona. Era el Palo, nuestra querida facultad de Derecho, en un barrio popular y a pocos metros de la playa; nunca entendí como las leyes de la física permitían que tanta gente pudiera ocupar tan poco espacio. Éramos multitud, la promoción 82-87, con pocos medios, y con el Aguacate y el Nilo, donde algunos pasaban más tiempo que en las aulas. Pocos profesores, algunos buenos y otros regulares, supongo que como en todos lados; muchos compañeros, con los que cada vez que coincidimos no perdemos la ocasión de recordar aquellos años y una puñetera orla que te recuerda de forma gráfica como pasa el tiempo, pero que conservo porque es un trocito de mi vida.

Ayer rellenamos la preinscripción de Laura en Derecho, ya mismo la matrícula si todo va bien como esperamos. Trini y yo recordamos como cambian las cosas desde nuestras matrículas del año 82, papel y colas; los ordenadores e Internet eran una quimera que se veía muy lejana. Papeletas individuales para darte las notas, y muchas horas de quemarte las pestañas en duros exámenes. En octubre hará 31 años que comenzamos a estudiar Derecho en el Palo, por la tarde, en esas clases a rebosar y donde lo más moderno era el micrófono inalámbrico del catedrático de Derecho Romano, Antonio Ortega, cuyas clases eran magníficas, como de enorme modernidad nos parecían las explicaciones del prematuramente desaparecido J José Ruiz Rico, catedrático de un, en esa época, enciclopédico Derecho Político y con una Constitución que contaba con pocos más de 4 años de vigencia. Está el Derecho Natural, que explicaba el también fallecido profesor Lorca (su hija Isabel ha impartido clases a Pedro en este curso) y la Historia del Derecho. Es curioso, el curso que Laura estudie el Derecho Romano (convertida ahora en cuatrimestral), será el último en activo de Antonio Ortega; si la distribución de los grupos así lo decide, mi estimado amigo y colega habrá sido profesor de padres e hija, maravillosa coincidencia que la docencia a veces depara.

En nuestros años de estudiante se escuchaba con fuerza “Yolanda”, una entrañable canción de amor de Pablo Milanés. Laura iniciará en unos meses, si Dios quiere, la misma singladura que otra preciosa morena, que en esa época aún no había cumplido los 18, Trini, su madre. Terminamos la carrera ya de novios, y hasta la presente, 26 años de camino sin entender la vida uno sin el otro. Pedro, Laura y María, harán sus vidas y más allá de nosotros, de nuestros papeles, fotos, recuerdos, seguirán un ciclo que nuestros mayores iniciaron y que en nuestra Facultad del Palo, entre clases, exámenes y paseos por el Palo nosotros continuamos

En esa época se escuchaba en la radio y en las cassette esta canción; ahora suena igual de bien cuando repasas los viejos libros, cuando ya tienes bastante pasado pero quieres un futuro para seguir enamorándote de quien siempre será para mí la chica más guapa de la promoción.

http://www.youtube.com/watch?v=sct0-7rs2zY

“Yolanda”. Pablo Milanés

“Esto no puede ser no más que una canción
Quisiera fuera una declaración de amor
Romántica sin reparar en formas tales
Que ponga freno a lo que siento ahora a raudales
Te amo
Te amo
Eternamente te amo
Si me faltaras no voy a morirme
Si he de morir quiero que sea contigo
Mi soledad se siente acompañada
Por eso a veces se que necesito
Tu mano
Tu mano
Eternamente tu mano
Cuando te ví sabia que era cierto
Este temor de hallarme descubierto
Tu me desnudas con siete razones
Me abres el pecho siempre que me colmas
De amores
De amores
Eternamente de amores
Si alguna vez me siento derrotado
Renuncio a ver el sol cada mañana
Rezando el credo que me has enseñado
Miro tu cara y digo en la ventana
Yolanda
Yolanda
Eternamente Yolanda
Yolanda
Eternamente Yolanda
Eternamente Yolanda”


"NO HAY QUE ESPERAR MÁS"
Mi columna de hoy en el SUR.  1-7-2013

Apoyo unas candidaturas unitarias de la izquierda y del progreso, sin dedicar ni un minuto a ocultar las diferencias y ni un segundo a fomentarlas.

Hace pocos meses proponía en esta columna un pacto de Estado para sacar a España de la crisis; era y es una visión personal de la que no me arrepiento, pero que solo es posible si más gente está... de acuerdo, y la verdad es que, aunque supongo que no soy el único que piensa así, mucho eco no ha encontrado en el ámbito político. Pero la democracia y sus procesos temporales siguen su ritmo, y esto me lleva a que a finales de 2015, salvo disolución anticipada de las Cortes, los españoles tenemos la oportunidad de ratificar lo que ha hecho el PP o dar un giro para superar lo que entiendo como una gestión muy lesiva para los intereses de la Nación; si siguen gobernando en pocos años no quedarán resortes de equidad social y la mayoría de los ciudadanos estarán abandonados a su suerte en una selva donde los poderosos no tendrán enfrente a poderes públicos efectivos para pararles los pies.

La alternativa a este panorama será viable con credibilidad, única fórmula para que millones de votos de izquierdas y de progreso en general salgan del escepticismo y de la desconfianza en unas prácticas y formas de hacer política que dejan en ocasiones mucho que desear. No me apunto al nuevo deporte nacional del desprestigio de la política y de los representantes elegidos por el Pueblo; la repulsa y el asco ante la corrupción no nos puede llevar a la injusta y equivocada afirmación de que todos los políticos son iguales porque sería el mejor favor a los “salvapatrias”, sea en su versión fascista o en la mafiosa (estilo Gil). La inmensa mayoría seguro que son personas honorables y comprometidas, con independencia del color político, algo que viví en directo cuando tuve el honor de representar como concejal a mis conciudadanos. Pero hacen falta medidas efectivas, controles internos en las Administraciones para impedir que ningún golfo se aproveche del dinero público, así como una contundente reacción judicial para evitar cualquier impunidad. Y a nivel de partidos políticos, un gesto de humildad dignifica; pedir perdón también cuando sea necesario. Y una ética a prueba de bombas para evitar que ningún corrupto vocacional tenga la oportunidad de “hacer carrera” a costa del trabajo y lealtad de miles de militantes y votantes.

Los partidos, como dice la Constitución, son instrumento fundamental para la participación política, pero en los tiempos que corren se acentúa la necesidad de que los ciudadanos no se sientan sujetos pasivos de la política, sino protagonistas; por eso apuesto por unas candidaturas unitarias de la izquierda y del progreso, sin dedicar ni un minuto a ocultar las diferencias y ni un segundo a fomentarlas; con mucho diálogo (no monólogos interminables que sólo a nosotros nos interesa), mucha humildad, cultura, trabajo diario en la defensa de los intereses generales y con el Estado Social y Democrático de Derecho siempre como marco de referencia. Hay que revertir el desmantelamiento irresponsable de las políticas sociales, así como conseguir el aumento de ingresos públicos haciendo pagar a todos en proporción a la capacidad económica. La recuperación del empleo exige mayor inversión pública y un adecuado incentivo de la inversión empresarial, que nunca hay que confundir con las oligarquías económicas y sociales que no crean riqueza.

La compresión mutua y la férrea voluntad de sumar a más ciudadano a este proyecto, exige la erradicación del sectarismo, la autosuficiencia y la generalizada tendencia humana al recordatorio de agravios pasados y presentes; cabemos todos los que creemos en esos valores de justicia social y democracia, y algunos estamos militando en la izquierda organizada (en mi caso en IU) y muchísimos, sin hacerlo, pueden encontrar un cauce a su compromiso social y político. Este programa no admite “atajos” que pongan en cuestión al Estado de Derecho y a la Democracia (sin adjetivos); los centenares de miles de españoles que aportamos nuestro modesto esfuerzo en la transición ni somos tontos ni de una ingenuidad temeraria, sabíamos que había renuncias y que la libertad se gana, no la regalan, por eso apreciamos tanto “las formas”, porque sabemos lo que implica su ausencia, el reino del más fuerte, no del que tiene más razón. Estoy seguro que nuestros jóvenes, con más preparación y menos complejos que nosotros, sabrán defender nuestro marco de convivencia, con todas las mejoras que sean necesarias,

Por si alguien lo piensa, no me postulo para nada; paso por uno de mis mejores momentos en el plano familiar y profesional y no quiero más agendas dislocadas. Estoy en el mismo sitio político en el que he permanecido contra viento y marea más de 36 años y al que no pienso renunciar, como tampoco abandono la legítima aspiración de que se consiga la unidad de la izquierda en España sobre los valores del respeto al pluralismo y la justicia social en un gobierno para todos sin exclusión de nadie.
 
"CARLOS HAYA Y LA MEMORIA HISTÓRICA", mi columna de hoy en SUR.

No hay Justicia si no se cierran las heridas con la verdad; ocultarla es el peor remedio para la vida en común de los españoles.

Las Administraciones públicas deben retirar las menciones de exaltación de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura; no es una recomendación o una opinión, es un deber l...egal previsto en la Ley 52/2007, artículo 15, con un fundamento ético que comparto totalmente. Mantener el reconocimiento a quienes participaron en el golpe militar que acabó con la legalidad constitucional existente, provocó una guerra fraticida entre españoles y una dictadura del terror durante 40 años es simple y llanamente incompatible con el respeto que merecen las victimas de esos acontecimientos desgraciados.

Realmente no acabo de entender el revuelo montado con la difusión de una decisión adoptada hace unos tres años y que en respuesta a un acuerdo parlamentario, cambia la denominación Hospital Regional Universitario “Carlos Haya”, por Hospital Regional de Málaga, suprimiendo el nombre de un militar que se unió al bando sublevado contra las instituciones constitucionales de la II República. Como toda decisión, habrá a quien le guste más o menos, pero entiendo que hay que ser riguroso y no caer en el argumento simplista de “¿no hay otras cosas más importantes que solucionar?” Es evidente que acabar con el paro o los recortes en servicios básicos de Sanidad y Educación son realidades inmediatas y de prioridad absoluta, pero que alguien me explique que incompatibilidad existe entre un mero expediente administrativo de cambio de nombre de un centro sanitario en cumplimiento de un deber legal y las medidas necesarias para acabar con el paro o mejorar la Sanidad. Lo criticable sería que fondos públicos que se deben destinar a atajar esos problemas se dedicaran a los gastos de cambios de rótulos o documentación; sin embargo hay un consenso de que la efectividad material del cambio de nombre puede esperar a tiempos mejores, y que reducir las listas de espera y mejorar la prestación sanitaria es la prioridad. ¿Porqué entonces tanta hostilidad a esta medida adoptada en otros ámbitos sin oposición alguna? El que suscribe, como portavoz de IU en el Ayuntamiento de Málaga llevó muchas iniciativas para librar al callejero de Málaga de símbolos y denominaciones de aquellos que sometieron al pueblo español con un golpe de Estado y una represión despiadada; la mayoría fueron aprobadas por unanimidad.

Desde la serenidad de que prácticamente ningún protagonista de esos hechos queda vivo por razones de edad obvias, las victimas son las que importan y su recuerdo y dignificación es el objetivo de estas iniciativas desde la recuperación de la memoria histórica. En Italia y en Alemania, después del fascismo y del nazismo, el homenaje a sus victimas se convirtió en una cuestión de Estado ¿a quién molesta que los familiares puedan saber donde están sus muertos? ¿porqué rendir homenaje a las victimas del franquismo se toma por algunos como un desprecio por las que pudieran producir elementos del bando republicano? El franquismo significó una depuración física del oponente político mediante la muerte y el terror planificado y ejecutado desde el Estado, fue en definitiva terrorismo de Estado en la misma línea de algunos miserables en otros países, me da igual que se llamaran Salazar, Mussolini, Hitler, Stalin, jemeres rojos, Pinochet o cualquier otro de similar ralea; gente como esa son mis enemigos, no mis compatriotas que hayan sufrido en sus familias crímenes siempre injustificables; por eso cuentan con mi respeto y compresión las personas que puedan apelar a sus familiares asesinados por su identificación ideológica y política con los que ganaron la guerra. No hay muertos de primera ni de segunda, da igual si el verdugo vestía una camisa de miliciano o una de falangista, en cualquier caso asesinar de forma fría a seres indefensos merece la misma repulsa.

Estimados lectores, rendir homenaje a quienes murieron por la libertad no puede ofender a nadie; se trata de que para las generaciones que vienen detrás de nosotros, la guerra civil y el franquismo, desde la distancia emotiva de no tener tan cerca el dolor de los hechos, solo se estudien en las clases historia de España y en las de Ética, porque afortunadamente sea impensable que nadie, sea quien sea, se sienta con el derecho a matar a otro por pensar de forma distinta. No hay vida digna sin Justicia, ni Justicia si no se cierran las heridas con la verdad; ocultarla es el peor remedio para la vida en común de los españoles.
"LAS BUENAS FORMAS Y LA POLÍTICA", mi columna de hoy en SUR.

Una cosa es generar opinión pública sobre los grandes temas de Estado, y otra muy distinta es crear fracturas irreconciliables a golpe de insultos y crispación.

Las buenas formas y la libertad de conciencia y de expresión pueden y deben convivir para logran una sociedad plural y democrática, y ante todo respirable, sin esconder lo...s conflictos pero tampoco convirtiendo cada posicionamiento personal o colectivo en un garrotazo inmisericorde a la dignidad de tu prójimo, que tiene el mismo derecho que tú a defender sus propias convicciones. Por buenas formas entiendo aptitudes de conducta convertidas en reglas básicas y no escritas que dentro de un amplio margen de apreciación, permiten que los seres humanos podamos convivir con los de nuestra especie de manera amable, grata y con nuestro honor indemne y que evita, por tanto, que la relaciones sociales se conviertan en una batalla campal donde al ganador le den la medalla de “macarra” mayor del reino. Si las buenas formas son esenciales en el ámbito cotidiano, familiar, profesional o de amistades, se convierten en una referencia de ejemplaridad en el plano público, y especialmente en el político, ya que un mal gesto o un insulto en un pleno municipal o en Congreso de los diputados está difundido de forma inmediata en los medios y en las redes sociales, creando un inevitable e injusto descrédito en la política y animando a los incondicionales a que imiten en grosería a sus “líderes” bravucones en una alocada carrera donde el disparate más gordo es el mejor considerado.

Las convicciones propias se pueden y se deben defender con convicción, no exenta de pasión en determinadas circunstancias, pero no se refuerzan porque del legítimo juicio crítico respecto al adversario político se pase a la descalificación personal y a expresiones injuriosas que nada tiene que ver con la libertad de expresión; superar esa barrera no denota mayor audacia o personalidad, al contrario pone de manifiesto la ausencia de límites éticos elementales y una clamorosa pobreza intelectual para argumentar. Porque de eso se trata, queridos lectores, de argumentos para luchar por tus creencias, y para tenerlos hay que partir de ideas, no de consignas sectarias, y es muy conveniente además consolidarlos con la solvencia y el rigor intelectual de la lectura (los libros no muerden) de lo publicado sobre la materia en cuestión. Mi experiencia como cargo electo en nuestra querida ciudad me ha demostrado que la defensa de una moción genera más consenso procurando convencer sin acritud, con amabilidad y si es posible con algo de humor e ironía; la proporción de iniciativas que lograba que se aprobaran demuestra que no era mal sistema éste (aunque a veces estaban prevenidos y no colaba). Lo antes dicho no impedía que fuera un martillo pilón a la hora de fiscalizar y criticar lo que a mi juicio eran actuaciones reprobables de los que gobernaban, y a veces, muy pocas, la respuesta del cargo público fiscalizado demostraba la necesidad de que se matriculara en un curso intensivo de buenas formas para evitar la confusión entre sus expresiones y las del pariente pequeño de la familia de los équidos.

Tenemos que convertir la política en una cuestión de todos, sin exclusión, y eso se consigue acercando a los ciudadanos a la cosa pública, intentando que lo sientan como algo suyo (y de hecho es así) y no de una minoría, pero no podemos hacerlo con el populismo y el desprestigio de los que elegimos en las urnas a favor de unos supuestos “salvadores” que la experiencia enseña que confunden a escala mayor sus intereses personales con los públicos (Gil y demás ralea son buen ejemplo). Los partidos, de acuerdo a la Constitución, son instrumentos de conformación de la voluntad popular y sus controles internos, junto a los de los tribunales, deben evitar que los golfos los utilicen para sus oscuros intereses. Pero los dirigentes políticos de cualquier nivel deben contribuir a ese prestigio de la acción política con honestidad, cumplimiento de la legalidad, austeridad y con la sensibilidad a flor de piel respecto a los graves problemas que sufre la gente, en especial el paro y la exclusión social. No hay que caer en el relativismo ideológico, la confrontación democrática es positiva, el contraste de ideas y soluciones provoca implicación en la política porque vemos reflejadas en tal o cual posición lo que nosotros pensamos; pero una cosa es generar opinión pública sobre los grandes temas de Estado, lo que es muy positivo, y otra muy distinta es crear fracturas irreconciliables a golpe de insultos y crispación.