De todos y todas depende que la humanidad jamás pase por algo tan vil
y asesino como el nazismo.
“Luchemos por el
mundo de la razón. Un mundo donde la ciencia, el progreso, nos conduzca a todos
a la felicidad. Soldados: En nombre de la democracia, debemos unirnos
todos." Así acabó el discurso el humilde barbero judío (interpretado
magistralmente por Chaplin), quien usurpando la identidad de Hynkel (parodia de
Hitler) sintetizó la repulsa total al nazismo y su obscena borrachera de sangre
y odio. El cine Capitol, en la malagueña calle mármoles, rugió con un emocionado
aplauso a esta escena del “Gran Dictador”, que no se pudo estrenar en España
hasta la muerte de Franco, compañero de fechorías del personaje malo de la
película. Lo recuerdo como si fuera ayer, porque junto con mi hermano Manolo
era uno de los espectadores que aplaudían a rabiar ante ese pequeño soplo de
libertad en una España que salía de una dictadura avanzando a duras penas a la Democracia , que con
todas sus imperfecciones, estoy dispuesto a defender con uñas y dientes ante
tanto iluminado de variado pelaje que vocifera su sustitución por la paz, pero
la de los cementerios.
No puedo saber lo
que tienen en la cabeza estas “bestias pardas” que bajo todo tipo de ropaje y
simbología, se dedican al negocio de la muerte, el pateo de personas
indefensas, la amenaza y a otros tipos del Código Penal. La raza, la unidad de la Patria o el anticomunismo
son los iconos de esta cuadrilla; al igual que sus mayores, los que asolaron el
mundo hace más de 70 años. La
Democracia , la decencia, la dignidad del ser humano son
signos de debilidad frente a la rocosa dureza de unas cabezas huecas de ideas
rodeadas de un casco que no les permiten oír el dolor de sus víctimas. Y digo
que no sé lo que tienen en la cabeza, porque en las venas sólo debe circular
horchata; ¿cómo se puede elogiar y admirar a unos carniceros que superaron con
creces cualquier otro episodio de la maldad humana a lo largo de la Historia ? Los comandos
móviles que masacraban poblaciones enteras en gigantescas fosas comunes, los
campos de exterminio donde la vida o la muerte dependen del capricho de un
psicópata asesino con una calavera en la gorra, y en todo caso el hambre y las
enfermedades remataban la tarea. Me niego a seguir poniendo ejemplos, es tan
obvia la maldad intrínseca del nazismo (y su primo hermano, el fascismo),
verificada por tan dolorosas experiencias históricas, que esta gente no cabe en
Democracia, son la antítesis de la misma.
No se trata de
condenar ideologías; saben los lectores que yo defiendo la mía con el mismo
vigor con el que lucharía para que cualquiera pueda tener la suya. Ser de
derechas, de izquierdas, conservador, comunista, socialista, liberal…es una
legítima opción al amparo del pluralismo político consagrado en el artículo 1
de la Constitución ,
sobre la base del respeto por todos de la democracia y los derechos
fundamentales. El nazismo y el fascismo asientan su opción vital sobre la
erradicación de esos valores y llegado el caso, la eliminación física de todos
los que no piensen como ellos. Esa es la gran diferencia entre ellos y
nosotros, y en ese “nosotros” estaré codo a codo con quien esté a años luz de
mi visión del mundo, pero que seguro que acabaría conmigo ante un pelotón de
fusilamiento si esta escoria llegara al poder. Y para que no quepa duda alguna, si a lo largo de la
historia algunos criminales han utilizado también el terror, arrasando a sangre
y fuego la vida humana, son de la misma calaña y merecen el mismo desprecio que
los nazis, aunque se pusieran una estrella roja en sus gorros. Si existe
infierno, seguro que a Stalin lo han puesto en la misma suite que a Hitler,
Mussolini o a Franco.
Tolerancia cero con
estos indeseables; en España los grupos neonazis han protagonizados demasiados
hechos delictivos para que no se pueda establecer una directa relación entre el
delincuente que mata o lesiona y sus inspiradores y protectores políticos. Ya
hay en España muertos, heridos, asaltos, agresiones, amenazas, delitos todos
preñados del odio de la esvástica nazi. Con todas las garantías procesales (las
mismas que ellos mandarían a la basura), si se logra acumular pruebas en ese
sentido, no hay que dudar a la hora de actuar contra la cúpula de la extrema
derecha española, al igual que en Grecia se ha hecho con el partido nazi Amanecer Dorado. Quizás aún se
podría evitar que algún joven pasara de las consignas simplistas al barro del
delito y el odio que le marcará toda su vida.
“El odio pasará y
caerán los dictadores, y el poder que se le quitó al pueblo se le reintegrará
al pueblo, y, así, mientras el Hombre exista, la libertad no perecerá.”; esto
decía el humilde y digno barbero en el mencionado discurso. De todos y todas
depende que la humanidad vuelva a pasar por algo tan vil y asesino como el
nazismo. Las crisis económicas son caldo de cultivo para estos fanáticos, por
lo que recordando de nuevo al genial Charlot, “luchemos por un mundo nuevo,
digno y noble”
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