lunes, 14 de octubre de 2013


 
EL DISCURSO DE CHARLOT

Mi columna de ayer en SUR. 

De todos y todas depende que la humanidad jamás pase por algo tan vil y asesino como el nazismo.

 

“Luchemos por el mundo de la razón. Un mundo donde la ciencia, el progreso, nos conduzca a todos a la felicidad. Soldados: En nombre de la democracia, debemos unirnos todos." Así acabó el discurso el humilde barbero judío (interpretado magistralmente por Chaplin), quien usurpando la identidad de Hynkel (parodia de Hitler) sintetizó la repulsa total al nazismo y su obscena borrachera de sangre y odio. El cine Capitol, en la malagueña calle mármoles, rugió con un emocionado aplauso a esta escena del “Gran Dictador”, que no se pudo estrenar en España hasta la muerte de Franco, compañero de fechorías del personaje malo de la película. Lo recuerdo como si fuera ayer, porque junto con mi hermano Manolo era uno de los espectadores que aplaudían a rabiar ante ese pequeño soplo de libertad en una España que salía de una dictadura avanzando a duras penas a la Democracia, que con todas sus imperfecciones, estoy dispuesto a defender con uñas y dientes ante tanto iluminado de variado pelaje que vocifera su sustitución por la paz, pero la de los cementerios.

 

No puedo saber lo que tienen en la cabeza estas “bestias pardas” que bajo todo tipo de ropaje y simbología, se dedican al negocio de la muerte, el pateo de personas indefensas, la amenaza y a otros tipos del Código Penal. La raza, la unidad de la Patria o el anticomunismo son los iconos de esta cuadrilla; al igual que sus mayores, los que asolaron el mundo hace más de 70 años. La Democracia, la decencia, la dignidad del ser humano son signos de debilidad frente a la rocosa dureza de unas cabezas huecas de ideas rodeadas de un casco que no les permiten oír el dolor de sus víctimas. Y digo que no sé lo que tienen en la cabeza, porque en las venas sólo debe circular horchata; ¿cómo se puede elogiar y admirar a unos carniceros que superaron con creces cualquier otro episodio de la maldad humana a lo largo de la Historia? Los comandos móviles que masacraban poblaciones enteras en gigantescas fosas comunes, los campos de exterminio donde la vida o la muerte dependen del capricho de un psicópata asesino con una calavera en la gorra, y en todo caso el hambre y las enfermedades remataban la tarea. Me niego a seguir poniendo ejemplos, es tan obvia la maldad intrínseca del nazismo (y su primo hermano, el fascismo), verificada por tan dolorosas experiencias históricas, que esta gente no cabe en Democracia, son la antítesis de la misma.

 

No se trata de condenar ideologías; saben los lectores que yo defiendo la mía con el mismo vigor con el que lucharía para que cualquiera pueda tener la suya. Ser de derechas, de izquierdas, conservador, comunista, socialista, liberal…es una legítima opción al amparo del pluralismo político consagrado en el artículo 1 de la Constitución, sobre la base del respeto por todos de la democracia y los derechos fundamentales. El nazismo y el fascismo asientan su opción vital sobre la erradicación de esos valores y llegado el caso, la eliminación física de todos los que no piensen como ellos. Esa es la gran diferencia entre ellos y nosotros, y en ese “nosotros” estaré codo a codo con quien esté a años luz de mi visión del mundo, pero que seguro que acabaría conmigo ante un pelotón de fusilamiento si esta escoria llegara al poder. Y para que  no quepa duda alguna, si a lo largo de la historia algunos criminales han utilizado también el terror, arrasando a sangre y fuego la vida humana, son de la misma calaña y merecen el mismo desprecio que los nazis, aunque se pusieran una estrella roja en sus gorros. Si existe infierno, seguro que a Stalin lo han puesto en la misma suite que a Hitler, Mussolini o a Franco.

 

Tolerancia cero con estos indeseables; en España los grupos neonazis han protagonizados demasiados hechos delictivos para que no se pueda establecer una directa relación entre el delincuente que mata o lesiona y sus inspiradores y protectores políticos. Ya hay en España muertos, heridos, asaltos, agresiones, amenazas, delitos todos preñados del odio de la esvástica nazi. Con todas las garantías procesales (las mismas que ellos mandarían a la basura), si se logra acumular pruebas en ese sentido, no hay que dudar a la hora de actuar contra la cúpula de la extrema derecha española, al igual que en Grecia se ha hecho con el  partido nazi Amanecer Dorado. Quizás aún se podría evitar que algún joven pasara de las consignas simplistas al barro del delito y el odio que le marcará toda su vida.

 

“El odio pasará y caerán los dictadores, y el poder que se le quitó al pueblo se le reintegrará al pueblo, y, así, mientras el Hombre exista, la libertad no perecerá.”; esto decía el humilde y digno barbero en el mencionado discurso. De todos y todas depende que la humanidad vuelva a pasar por algo tan vil y asesino como el nazismo. Las crisis económicas son caldo de cultivo para estos fanáticos, por lo que recordando de nuevo al genial Charlot, “luchemos por un mundo nuevo, digno y noble”

 

 

 

 

 

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